miércoles, 23 de abril de 2014

mi madre me ama tanto
que una vez me dio la vida
rajando su vientre de madre tierra a más no poder...

mi padre me ama tanto
que desde que vine al mundo
me mira con la compasión de un padre que ama al hijo...

cómo no voy a pensar que diosa y dios existen...
anoche
como un niño pequeño
me meé en la cama...

no acabo de crecer...

viernes, 27 de diciembre de 2013

De lo que aconteció, con Onán merodeando*

(Dos discursos en sonetos, el primero con estrambote)


I - De lo que supo, por lo que pudo, decir don Quijote cuando fue sorprendido desnudo de cintura para abajo por su escudero Sancho entre los ruinosos muros de un viejo molino en desuso


Con tal de no perder de mi inocencia,
mi fiel Sancho, la dosis que es vital
para sobrevivirme a mí, con tal
de no perder contigo la paciencia,
soy capaz de asumir la penitencia
que me deja desnudo y sin retal
en este vergonzoso pedestal
como reo que cumple su sentencia,
pues sobran las razones en defensa
de una contra-sentencia cuando tensa
cabos la condenada sinrazón;
cuanto diga, en mi contra lo tendré,
el alma me lo dice, y yo diré:
cuanto hice, lo hice con el corazón…
(El índice también… Y el anular
también se dio a calmar mi desazón…
Y, cómo no, el meñique y el pulgar…).



II- De lo que Sancho hábilmente respondió para que su señor no se sintiera avergonzado en tal situación, con unas improvisadas formas rimadas tales que el propio don Quijote consideró dar por zanjado el asunto 

El amor que profeso yo a mis manos
sepa vuestra merced que es sin engaños;
he comprobado en todos estos años
que solidariamente sus gusanos
devoran con sus dígitos tempranos
mis primeras substancias tal que apaños,
rescatándome de los aledaños
de los postreros sueños más humanos.
Me son tan fieles estas manos mías
que al margen de mi voluntad, de vicio
casi, beben del sur al derretirse.
Las amo en consecuencia, ¡oh manos mías!,
siempre prestas, dispuestas al servicio
si Teresa marchó sin despedirse…




(*) Este poema obtuvo el segundo premio en el I Premio de Poesía ‘TACI’ 2013, Torrelodones (Madrid).


martes, 25 de septiembre de 2012


Ma(r)drigal*


Juré afrontar el mar con la sonrisa
del barco de tu boca
y desplegar tus dientes a mi brisa
y huir de toda roca
que pudiese llevarnos al naufragio.

Triste tú, mal presagio:
mi barco sin camisa,
sin timón, sin divisa
ni astrolabio ni brújula ni puerto
y en mar de tiempo muerto
perdido y mareado...

¿Entiendes a este marinero ahogado?


(*) Este poema obtuvo una mención de honor en la XXII edición del Premio de Poesía Fray Luis de León organizado por el Ayuntamiento de Madrigal de las Altas Torres (Ávila), fallado en septiembre de 2012.

miércoles, 1 de agosto de 2012


Atraque entre arrecifes*

(Haikus para La Caleta)



I

Resplandor lunar
del castillo al balneario
abierto en canal.



II

Aguas viñeras,
no rebaséis crecientes
vuestras fronteras.




(*) Estos dos haikus resultaron finalistas en el I Concurso de Haikus Caleteros 'Fernando Quiñones' (Chiclana de la Frontera, 2010).

SONATA DE CADENCIA LUNÁTICA*


         I



      Piso tu sombra de luna.
                    Manuel Altolaguirre 
                                       

Reposa mi pesadilla.
Miro la celeste cúpula:
hoy la Luna sólo es lúnula,
un luneto, una lunilla
(menos mares, más orilla).
Y ella con su D creciente
-al menos está presente-,
vuelve a mostrarse andariega
y yo de mi noche ciega
ando menos penitente.





II

                 
                    Es una luna neta ya, sin tasa.
                                        Miguel Hernández


Eufóricamente blanca
de lunática presencia,
toda luz es mi conciencia
y la Luna, una palanca
que físicamente arranca
cualquier vesánico enredo
de mi mente, cualquier miedo,
levándome a lo más alto
hasta que de salto en salto
por el universo ruedo.


           
            III



                      ¿Se ha comido la tarde su media manzana
                      blanca ¡antes de que llegue el alba!?
                                               Carlos Edmundo de Ory


Esta C que va camino
de cumplir ciclo lunario
canta en el abecedario
de mis versos sin destino.
Vuelvo a ser el peregrino
que ha bajado de la Luna.
Sólo traje una laguna:
¿dónde estás, Tranquilidad?,
¿dónde tú, Serenidad?,
¿qué azabache os embetuna?



              IV



                       En los instantes del silencio misterioso,
                       cuando surgen de su prisión los olvidados,
                       en la hora de los muertos, en la hora del reposo,
                       sabréis leer estos versos de amargor impregnados...
                                                          Rubén Darío


Si mi noche es un lunar
negro aléjate de mí;
hazme caso, sí, tú; sí…
Pues soy un loco de atar
sin un cráter, sin un mar,
sólo un pozo en conjunción,
Luna de alucinación.
Y esta oscura soledad
me oculta a la realidad:
cúmplese la lunación. 


(*) Este poemario obtuvo una mención especial en el IV Concurso de Poesía Barbate Lee (2012).

viernes, 1 de junio de 2012


Hola mundo, aquí ando existiendo (o eso creo)*



                 
Orto

-¿Y
tú, 
Sol, 
qué?
Di
luz


-¿No 
ves?






Ocaso

-¿Y
tú, 
Sol, 
qué?
¿Ya
vas?


-Ya 
ves.










II 


Cuatro canciones de estancias supuestas






Prima donna

Escanciaste tus más tempranos besos
en la comisura de mis versos apalabrados
y abandonaste al bostezo tu flor
de prima donna.
Allí encontré la ausencia de mi soledad
y gané la esencia de tu perfume resinoso.
Bebimos hasta saciarnos
pulcros y rameros.






Ventano

Tú me echaste el aliento y perecimos
al abrigo del solsticio del sudor
de media tarde
cuando nadan las horas y las horas,
las horas y las olas,
las olas y las olas...
Abriré la ventana un poco
y que entre el euro






Tu coño

Desnudaste las entrepiernas
de la hojarasca
y pereciste
en el templado fulgor.
Un olor a lapicero nuevo,
otro septiembre
de dos por dos cuatro
y una rendija al armario de lana.






El averno

¡Silencio!, ¡que el silencio truena!
La noche se precipita
y se derrama el café
sobre la alfombra.
Los demonios arrecidos
y congestionados
se aleccionan en las artes
del diálogo frente a la chimenea.










III 
                 
Palabra de labrador

Siembro dudas,
siego verdades
y recojo mentiras.










IV 
                 
Peripecia


Acontece que me fugo a cada instante en cada verso mal escrito.
La jornada reflexiva me permite indagar en el hogar del pensamiento.
Los cajones guardan la basura. Los deseos, sobre la mesa,
con el pan a un lado y el plato -delante- vacío.
El armario empotrado tiene el síndrome histérico y la cama,
malhecha y desnuda, síntomas de historias fallidas de amor.
Y al paso de un verso que me olvido de todo
y sigo olvidando los presentes
presentes delante de mí.
Verso malo, sí,
tal vez sin pretensiones, pero mío.
Y me lleva a cavilar
y cavilando gozo en mi lujuria literaria
que se piensa y no se dice (o viceversa).
Me acompaño de la imagen femenina que no está
y me escondo en el rescoldo del deseo
detrás de los visillos, al espionaje:
sus nalgas descubiertas al capricho de su ajuar.
Y otro verso malo que me salga
sin la tres, ni la sexta ni la diez
que me den el dichoso endecasílabo
perfecto.
Y no me aturde cobijarme en malas letras
huyendo del fantasma nominal
y abusando del sintagma de la ópera versada.
¡Ya ni pido unas cubiertas que protejan estos versos!
Y como en todas las historias,
en estos tiempos que vuelan y dejaron de correr
nadie saborea la perdiz y mucho menos es feliz.
Así pues, resumo mi canto en un vestigio de libertad...
¡Silencio... Ya se acerca un final...!:
"Ni Van Gogh se fue a la guerra
ni Mambrú supo pintar".











                 
Génesis 3, 1-13


Derramaron desde el cielo lágrimas de dolor.
Sus ojos. Lloraba Dios.
Ellos abusaron de todo:
de fruta, de carne, de pecado
y de todos los manjares del bien y del mal.
Las lenguas reptantes provocaban encendidas.
Como rayos atrevidos incitaban
entre la hojarasca de un cuerpo femenino
verde por naturaleza -como dicen-.
Paraíso y Dios y hombre -trinitario- y mujer
se aventuraban en la selva del principio.
Ella quiso hacerse sumisa de hombros
como en la duda del "no sé".
Miraba recelosa a la serpiente.
-¡Me amas!-, afirmó.
-¡Sssssí..., y toma mi cuerpo de manzana!-, respondió
el demonio de reptil.
Adán besaba, reposante venusino,
con su dedo sus pretextos de existencia
en las sienes de un pintor y una cúpula renacentista.
Todo era un paraje divinizado para el momento,
con testigos en hebreo y arameo, si acaso.
Pensaba Adán en el orbe,
más allá de las puestas de sol y de los ocasos de los días,
y en las paredes azules de la casa de Dios.
Y se vio con el trozo de manzana en la boca...
Dios se mesaba la barba caprichoso
y Adán se vio desnudo sin príncipe ni arcángel
que desterrara por siempre la manzana maldita de su boca
ni besara los labios del hombre...,
..., un hombre, que muere en la tierra vestido de barro
en el torno celeste y girando, girando, girando
y cocido a trescientos sesenta suspiros del Sol.










VI 
                 
Palabras, palabras, palabras...


Ha huido de mí la palabra;
sólo quedan gráficos que nada dicen...
Si no me dais el don de la palabra
tampoco perturbéis mi silencio; por favor...
El don de la palabra...
¿Y desde cuándo la palabra es un don?
Palabras, palabras, palabras...
Abrapalabra
pata de...










VII 
                 
Otoño caletero


Bendita Caleta,
más tranquilita
y poeta.





(*) Estos poemas están fechados entre 1998 y 2008, y fueron publicados en el blog con el mismo título que lleva la colección, esto es, 'Hola mundo, aquí ando existiendo (o eso creo)'.

miércoles, 30 de mayo de 2012


Como si de lienzos se tratase*

Agonía, sexo, absurdo

(Transposición poética en tres actos -drama, lujuria y comedia- de tres obras de Picasso)


"Ya ha pasado la hora de las palabras preciosas".


Carlos Edmundo de Ory


Guernica

                                 "Y hubo granizada y fuego mezclado con sangre".
                                                                                                 
                                                                                            Apocalipsis

Noche elipsada de sueños pasados;
pesadillas.
Noche ingerible
por cualquier hambriento de pánico.
Drama descarnado entre la angustia y el dolor;
la arrogancia del miedo
que perturba la paz de unos,
que transforma la sangre abierta
vomitable sin excusa.
Danza muerta de seres vivos
que bailan al son del dolor
bajo música apática de melodía,
bajo silbidos y gritos y llantos y llantos y llantos...

... Si Picasso lo hubiera visto...

Y en mi mente,
el lamiar esa baba de un toro aturdido,
el agarrar la ventana de mi salvación,
el alumbrar ese sol que alumbraba
perdido cómo un cuchillo
partido negaba el paso a aquella mujer...

... Si Picasso lo hubiera visto...

Era de noche,
y las manos abiertas agarraban auxilio;
oraciones, desquijaramientos,
y los brazos sedientos suplicaban sus vidas;
explosiones, suplicoterruegos,
y las bocas torcidas pucaban suicidios;
maldiciones, matapirotecnios,
y los ojos murientes despedían sus vidas...

... Si Picasso lo hubiera visto...

Puse una flor sobre mi tumba,
puse mi tumba bajo un árbol,
puse un árbol bajo la historia,
puse la historia sobre un cuadro.

... Si Picasso lo hubiera visto...


                ....


Las señoritas de Avignon

                                                "Tamar, tu nuera, se ha prostituido".
                                                                                                 
                                                                                             Génesis

Son las esquinas de París:
marines impacientes,
francesas afrentadas frente a júbilos sexuales,
acordes acordeónicos...
Pero faltas aquéllas,
aquellas que el pintor robó.
¡Solas esquinas de París!

En el lecho del pintor
la paleta rompe, calca imagen:
"¡Vosotras cinco, quietas!".
Y sus cinco bellos cuerpos
son llevados al lienzo ansioso.
Comienza así una bacanal
de pinceles, de pinturas,
de una mano
que plasma el derrame orgasmítico
de tórridos colores dislocados
que gritan: ¡Piernas, caderas,
                 puntas mamales, caras!...
... Y el incógnito placer femenino
se relame ante el pincel picasshumano.
Los visillos y tapices anonadados
disimulan no ver cuerpos deformados: ¡Metadistorsión!

Y las cinco santas
suripantas
quedan vírgenes para el tiempo,
pero solamente como estampas
porque
un pincel se desploma sobre el lienzo
segregando los residuos de un placer.


...



Los tres músicos

                                                  Que ni dios sé dónde estoy...
                                                                             
Ser director
de una quieta orquesta no es fácil;
aun así,
podría elevar mi batuta
y podría fijarme en vuestras notas
inexistentes,
olvidadas del tono perfecto,
dejadas de caer sobre el trigrama musical;
en vuestros hilos inconexos de la solfa,
en vuestro mustio, ajado, lacio sentimiento;
y os diría:
¡No suena melodía!

Aun así,
podría elevar mi batuta
y podría observar vuestros cadáveres:
¡Sois tres fantoches!
Con vestidos conforme a vosotros,
con barbas y bigotes y enmarcadomascarados;
figuras misteriosas sepelidas bajo un lienzo,
tan sordas, tan patéticas, tan turbias y acotadas;
y os diría:
¡Antimelancolía!

Aun así,
podría elevar mi batura y deciros:
¡Sois el desorden más grupo que he visto en mi vida!
Y comprendo vuestras negras partituras
entre sombras de perros y caballos;
y comprendo que la flauta
es un instrumento de cuerdas
y que la guitarra
tampoco lo es de cuerdos...
... Pero no importa,
seguid, seguid tocando...
Para eso os he pagado...
Para eso os he pintado...




(*) Este poemario está fechado en mayo de 1988. Fue editado en junio del mismo año por el Instituto de Bachillerato 'Poeta García Gutiérrez' de Chiclana de la Frontera (Cádiz), conjuntamente con otros dos poemas en un cuadernillo titulado '5 poemas', con motivo de mi despedida del centro como alumno aquel mismo año. Posteriormente, en el año 1991, obtuvo el Premio 'El Drag' de Poesía, convocado por la Universidad de Cádiz.

martes, 29 de mayo de 2012

Edén sin Eva*


Por supuesto que
"apoyada en mi hombro
eres mi ala derecha",
como dice Manuel Altolaguirre.

Recoge Génesis 3,12 la traición de Adán cobarde:
"La mujer que me diste por compañera me dio del átbol, y yo comí".


Sublime es el universo
y cómo lo empequeñece
con sus manos
tintas el Adán perverso
cuando Eva palidece
por mundanos 
y coléricos ultrajes
que de un tajo ponen fin,
pronta siega,
y condena sin celajes
a la flor de su jardín,
su labriega.

Sublime es la creación
y cómo se autodestruye;
va sesgando
el hombre su condición
de multiplicarse y huye
transitando
por vereda solitaria
y dejando en el arcén
malherida
esa lumbre cavernaria
que es el fuego del Edén
que da vida.

Sublime es la vida misma
y cómo cambia su suerte
con testigo.
Eva pierde su carisma;
más allá del cuerpo inerte
un amigo,
-fue su adjunto en los placeres
y el enemigo errabundo,
craso necio-,
brinda al sol por las mujeres
como el ombligo del mundo
con desprecio.

Y en tanta sublimación
-vida, creación, universo-,
del Edén,
parque de la tentación,
Eva es el Adán reverso.
(Con desdén,
los sagrados la afiliaron
con el mal y la serpiente).
Dios no olvida
tanto que la maltrataron
siendo tierra y la simiente
prometida.




(*) Este poemario obtuvo el primer premio del Certamen de Poesía 'Iden' (Brenes, Sevilla) de 2010.

lunes, 28 de mayo de 2012

Sonata de consolación en cinco movimientos*


Yo soy aquél que ayer no más decía
el verso azul y la canción profana

Rubén Darío


Patria poética (preludio)


Yo canto en el país de mi poema
el himno que me inspira cada verso,
mi patria son palabras que disperso
al viento, mi bandera es un dilema
desnudo de colores, sólo un lema
basta y para el escudo tergiverso
el símbolo de todo un universo
de poética. Sobra más emblema.
Y es tan independiente y es tan libre
-aunque parezca atado a la frontera
de verso, estrofa, rima u otra ley-,
mi poema que es canto del calibre
de mi propia existencia y a su vera
no me siento ni súbdito ni rey.


                    ...


Lid poética (andante largo)


Acontece que me fugo a cada instante en cada verso malo escrito.

Cabizbajo el pensamiento, me permito introducirme en el hogar
de mis miserias, sus cimientos, sus resortes, simientes de mi grito.

Exprimo las palabras sin sentido aparente y bebo del lagar
porque sé que su jugo es el impromptu de mi espíritu bajo el rito
de la temeridad de no pensar lo que se escribe. Sí; desahogar.

De su viceversa -de callar lo que se piensa-, tengo circunscrito
un acuerdo permanente con la Musa que me inspira y es pagar
con no cubrir de velos de silencio ninguna voz por muy proscrito
que pueda resultar su porqué; no cabe un pensamiento sin lugar.

Y en virtud del noble pacto nace libre todo verso manuscrito.
Mas con el alma empuñan el grafito Corazón, Índice, Pulgar,
mis diestros guerreros conmigo fugados para cometer delito
en el folio blanco de batalla y justan contra todo lo vulgar
hasta que mi espíritu se complace victorioso con lo reescrito.


                    ...


¡Oh, Musa! (intermezzo)


Dibújame el color del pensamiento
con la indeleble tinta de mi historia,
que ni la sed del tiempo con su noria
se la beba, que no la barra el viento.

No busco, Musa, un reconocimiento
ni aplauso, fama, vida eterna, gloria,
ni un hueco en el diván de la memoria
de las literaturas. No; lo siento.

Me importa un bledo la soberanía
de toda editorial, mi antología
se ofrece en el crisol de una libreta.

Me conforma saber que algunos ojos
se iluminaron y sus labios rojos
besaron mis palabras de poeta.


                    ...


Danzas sueltas (allegro cantabile)


Musa que me llevas a mis cavilaciones
y cavilando gozo en mi lujuria literaria.

                    ...

¡Ay, de los versos malos que me salgan
sin la tres ni la sexta ni la diez
que me den el dichoso endecasílabo
perfecto!

                    ...

No me aturde cobijarme en malas letras
huyendo del fantasma nominal
y abusando del sintagma de la ópera
versada.


                    ...


Soneto anónimo (epílogo)


Este soneto no me pertenece.
Confieso que es un séquito prestado
de versos, pues de vez en cuando un hado,
si le place, de algunos me abastece.

Y pensar que no es mío me entristece
tanto menos que me produce agrado
el saber que no existe depravado
que se lo apropie; antes enloquece.

Se basta el primer verso, su poesía
es una confesión llena de orgullo
zafándose de toda tiranía;

y, tan anónimo como un murmullo,
por más que alguien defienda su autoría
al recitarlo asume que no es suyo.




(*) Este poemario obtuvo el primer premio del Certamen de Poesía 'Ciudad de Herencia' (Ciudad Real) de 2010.